Argentina: Descubren el primer cráneo de una particular familia de dinosaurios herbívoros

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Los restos de unos 110 millones de años de Lavocatisaurus agrioensis, como fue bautizada esta nueva especie, fueron hallados en Neuquén por un grupo de paleontólogos españoles y argentinos del cual forma parte el Dr. José Luis Carballido, paleontólogo del CONICET-MEF. 

Hace 10 años un grupo de paleontólogos caminaba por un campo en Neuquén en busca de la excavación de Rayososaurus, un dinosaurio que había sido descubierto en la década de los 90 por José Bonaparte, uno de los paleontólogos más reconocidos de Argentina. Sin encontrar lo que buscaban y luego de 15 días de exploración, casi al finalizar la campaña, los investigadores encontraron algunos huesos que llamaron su atención. 

Pero debieron realizar varias campañas paleontológicas posteriores para conocer más detalles. Se trataba de los restos de unos 110 millones de años un ejemplar adulto (al que nombraron Alfredito -dedicado al cantante uruguayo Alfredo Zitarrosa-) y dos juveniles: una nueva evidencia sobre los hábitos gregarios en los dinosaurios.

Pero las investigaciones no terminarían allí. Luego de más trabajos de preparación, parte de los cuales se llevaron a cabo en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew, y de un mayor estudio de los materiales; esta semana se dieron a conocer nuevos detalles del descubrimiento: entre ellos la descripción del cráneo y el nombre de la especie.

El estudio detallado de Alfredito es el que permitió a los investigadores darle un nombre formal a la especie: Lavocatisaurus agrioensis. “Dedicamos el nombre del género a René Lavocat, un paleontólogo francés que en la década de los 1950 encontró los primeros fósiles de un rebaquisáuridos en el Sahara, familia a la que pertenece este dinosaurio saurópodo [dinosaurios herbívoros de cuello largo]”, comenta el Dr. José Ignacio Canudo, quien lideró el trabajo. “Los rebaquisáuridos eran medianos, medían alrededor de 12 metros de largo, tenían cuello relativamente corto en comparación con otros saurópodos y probablemente se alimentaban de vegetación baja.

No conocíamos mucho sobre el cráneo de estos herbívoros, ya que en general son pequeños, delicados y por lo tanto difíciles que se preserven en el registro fósil. El único cráneo conocido de esta familia, hasta el momento, era de Nigersaurus de África. Ahora, Lavocatisaurus, nos brinda nueva información”, explica Canudo.

El cráneo y los dientes están en muy buen estado de preservación y permiten conocer más detalles, entre otras cosas, sobre cómo se alimentaban y en particular cómo masticaban los rebaquisáuridos. “Los dientes están ubicados en la parte anterior del cráneo, son cónicos, muy frágiles y alargados como lápices; y los dientes superiores tienen una faceta de desgaste muy larga sobre el lado interno . 

En el caso particular de Lavocatisaurus, los dientes inferiores son mucho más chicos que los superiores y el esmalte es asimétrico: la parte exterior es más gruesa que la parte interior. Sobre la base de esta información analizamos cómo podría haber sido la mordida y descartamos que al masticar, los dientes inferiores desgastaran la cara interna de los dientes superiores. 

Este descubrimiento ha permitido conocer más sobre los rebaquisáuridos, pero todavía quedan preguntas sin responder.

‘Luego vendrán los estudios anatómicos detallados, especialmente con los restos del cráneo, tanto en los huesos como en los dientes, que aún queda mucho por investigar. Con eso se intentará conocer mejor el mecanismo de alimentación de estos animales, que tenían un cráneo extremadamente frágil como hojas de papel’, finaliza Carballido.

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